---------- GESTION DEL RIESGO, CAPACITACION Y VALORACION MEDICA----------- Universidad de Buenos Aires
miércoles, 20 de agosto de 2008
Prospectiva. Reflexiones sobre lo pasado, presente y futuro.
Foresight (Future studies)Visión estratégica, utilizada tanto en el sector público (ej. Comunidad Europea) como en el privado
Desarrolla actividades orientadas al futuro intentando IMPACTAR en dicho futuro (“shaping the future”).
El foresight en Medicina del Seguro intenta impactar sobre los resultados de la siniestralidad futura (no sobre la presente).
Foresight en Medicina del Seguro implica:Percepción objetiva y precisa de la realidad.
Visión holística de pasado, presente y futuro.
Conceptos éticos en el pensamiento científico.
Foresight, ética y ciencia
La ética: descriptiva, analítica y de la ciencia, procura emplear el método científico y los conocimientos científicos del individuo y la sociedad para definir una conducta deseable.
Mario Bunge. Etica, Ciencia y Técnica.
Foresight en Medicina del Seguro implica:Valorar pasado y presente
Registro del pasado
Objetivación del presente (percepción)
Hipótesis y valoraciones
Realizar prospectiva con metodología científica
Caso individual vs. grandes números
Error en Foresight en Medicina del Seguro Tipo IDisminuye los costos siniestrales presentes subvaluando los daños presentes y subponderando su magnitud futura.
Aumenta el número de juicios.
Lo que no se paga en el presente, se paga en el futuro con costos sensiblemente mayores debido al error por subvaloración.
Error en Foresight en Medicina del Seguro Tipo II
Aumenta los costos siniestrales presentes sobrevaluando los daños presentes y sobreponderando su magnitud futura.
Disminuye el número de juicios.
Se pagan en el presente costos mayores a los que corresponderían en el futuro debido al error por sobrevaloración.
Error por provisionalidad del conocimiento científico
“Dentro de diez años se demostrará que la mitad de lo que usted ha aprendido como estudiante de medicina estaba equivocado...
Y lo peor, el mayor problema, es que ninguno de sus profesores sabe de qué mitad se trata.”
Dr. Sydney Burwell, Decano de la Escuela de Medicina de Harvard
Hindsight: la valoración del pasado.
Tipos taxonómicos de auditoría médica:- De cumplimiento de normas, - De calidad de decisiones tomadas
Valoración correcta del pasado : “HINDSIGHT”
Valoración errónea del pasado: “HINDSIGHT BIAS”
Hindsight bias en Medicina del Seguro Tipo I
A partir de una evolutividad favorable, subvalora los antecedentes condicionantes que llevaron a determinar una prospectiva de daño mayor.
Error discursivo: “Terminó bien, esto demuestra que hubo mala prospectiva”
La realidad: situaciones análogas terminarán de distinta manera
Verificación: Grandes números
Hindsight bias en Medicina del Seguro Tipo II
A partir de una evolutividad desfavorable, sobrevalora los antecedentes condicionantes que llevaron a determinar una prospectiva de daño menor.
Error discursivo: “Terminó mal, esto demuestra que hubo mala prospectiva”
La realidad: situaciones análogas terminarán de distinta manera
Verificación: Grandes números
Hindsight Bias por impacto emocional
Ejemplo de atletas olímpicos que obtienen medalla de bronce (se reponen al final) que muestran mayor felicidad que atletas olímpicos que obtienen medalla de plata (pierden el oro).
Objetivamente es más valiosa una medalla de plata de una de bronce, pero esto no se correlaciona con la sensación de los atletas.
Pensamiento conjetural y Hindsight Bias
(Roese & Olson, 1996)
El Hindsight Bias (conocido como “al efecto de que siempre supe que iba a suceder”) se produce creando una cadena de eventos casuales que llevaban “inevitablemente” al resultado el que “por error no fue anticipado” (lo que es falso).
El Hindsight Bias puede ser reducido si quien valora considera los resultados alternativos y eventos que podrían haber ocurrido.
Según Fischoff, a mayor número de alternativas posibles, menor posibilidad de real predicción del resultado.
El Hindsight Bias disminuye cuando no hay antecedentes condicionantes del resultado. Cuando los mismos existen, el hindsight bias puede aparecer a partir de sobrevalorar la importancia de alguno de ellos y considerarlo responsable del resultado.
SEMIOLOGIA DE UN PROBLEMA DE PROSPECTIVA
Siempre es posible mientras se aplique el método adecuado con rigor científico.
Propuesta de ASAPER para juicios por mala praxis
Calidad de prestación perinatal y calidad de justicia son necesarias para profesionales y pacientes.
Remarcamos que la real mala praxis debe ser condenada y resarcida en beneficio de pacientes y médicos.
De igual modo remarcamos que la litigiosidad indebida por mala praxis inexistente perjudica a profesionales, pacientes, al sistema jurídico y a la sociedad
Los profesionales injustamente demandados por mala praxis tienen derecho a ser resarcidos por los daños que esta demanda les causó
No debe pemitirse impunidad para consultores médicos de parte y abogados actores uando incurren en “aventuras jurídicas” o faltan a la ética.
El ciudadano que inicia una demanda está en condiciones de saber que sufrió un “daño” pero no puede saber si existió o no una mala praxis. Por ello, determinar si es RAZONABLE o no iniciar la demanda es responsabilidad ética y legal del abogado demandante.
Síndrome Forense de Sócrates: Es el daño físico, psíquico y social que sufre un profesional demandado irracionalmente por mala praxis y que es inocente.
El profesional de la salud que sufre un “Sindrome forense de Sócrates” tiene igual derecho a ser resarcido que el paciente que sufre daño por mala praxis.
La mala praxis no es sólo cometida por profesionales de la salud en actividad asistencial. Abogados y peritos médicos también pueden ser demandados por mala praxis.
ASAPER propone la reformar los Códigos de Procedimiento para que toda demanda por mala praxis deba ser fundada adjuntando a la misma un dictamen médico de parte previo que en ningún caso omita informar:
a. Cuál es el daño
b. Cuál es el error o culpa médica
c. Cuál es el nexo causal entre ambos
Estas reformas permitirían:
a. Acotar el número de demandas abusivas
b. Acotar el tiempo del proceso en demandas debidamente justificadas
c. Responsabilizar a quienes incurriesen en mala praxis médico legal o jurídica permitiendo reconvenir contra letrados y peritos.
d. Otras acciones legales que pudiesen corresponder a quienes realicen dictámenes falsos o que impliquen mala praxis médico legal.
Ententemos que el abogado actor realiza una “praxis” jurídica y que el consultor médico del actor realiza una “praxis” médicol-legal. Por ello, los profesionales injustamente demandados por mala praxis tienen derecho a ser resarcidos por los daños si en esta demanda hubo a su vez “mala praxis”
Los peritos oficiales deben ser idóneos y ser especialistas certificados en la especialidad que corresponda. Toda mala praxis pericial de un perito oficial debe ser castigada con severidad y este castigo debe ir más allá de la “no percepción de honorarios periciales”: deben resarcir a quienes hayan causado daño del mismo modo que lo hace cualquier médico asistencial que comete una mala praxis; de lo contrario se quiebra el elemental principio de igualdad ante la ley.
Incrementar la “responsabilidad” de TODOS disminuirá la litigiosidad indebida y abaratará el costo de seguros y de las medicinas prepagas. La litigiosidad indebida finalmente la pagan los afiliados a sistemas de medicina prepaga a través de sus cuotas mensuales en constante aumento.
Remarcamos que la real mala praxis debe ser condenada y resarcida en beneficio de pacientes y médicos.
De igual modo remarcamos que la litigiosidad indebida por mala praxis inexistente perjudica a profesionales, pacientes, al sistema jurídico y a la sociedad
Los profesionales injustamente demandados por mala praxis tienen derecho a ser resarcidos por los daños que esta demanda les causó
No debe pemitirse impunidad para consultores médicos de parte y abogados actores uando incurren en “aventuras jurídicas” o faltan a la ética.
El ciudadano que inicia una demanda está en condiciones de saber que sufrió un “daño” pero no puede saber si existió o no una mala praxis. Por ello, determinar si es RAZONABLE o no iniciar la demanda es responsabilidad ética y legal del abogado demandante.
Síndrome Forense de Sócrates: Es el daño físico, psíquico y social que sufre un profesional demandado irracionalmente por mala praxis y que es inocente.
El profesional de la salud que sufre un “Sindrome forense de Sócrates” tiene igual derecho a ser resarcido que el paciente que sufre daño por mala praxis.
La mala praxis no es sólo cometida por profesionales de la salud en actividad asistencial. Abogados y peritos médicos también pueden ser demandados por mala praxis.
ASAPER propone la reformar los Códigos de Procedimiento para que toda demanda por mala praxis deba ser fundada adjuntando a la misma un dictamen médico de parte previo que en ningún caso omita informar:
a. Cuál es el daño
b. Cuál es el error o culpa médica
c. Cuál es el nexo causal entre ambos
Estas reformas permitirían:
a. Acotar el número de demandas abusivas
b. Acotar el tiempo del proceso en demandas debidamente justificadas
c. Responsabilizar a quienes incurriesen en mala praxis médico legal o jurídica permitiendo reconvenir contra letrados y peritos.
d. Otras acciones legales que pudiesen corresponder a quienes realicen dictámenes falsos o que impliquen mala praxis médico legal.
Ententemos que el abogado actor realiza una “praxis” jurídica y que el consultor médico del actor realiza una “praxis” médicol-legal. Por ello, los profesionales injustamente demandados por mala praxis tienen derecho a ser resarcidos por los daños si en esta demanda hubo a su vez “mala praxis”
Los peritos oficiales deben ser idóneos y ser especialistas certificados en la especialidad que corresponda. Toda mala praxis pericial de un perito oficial debe ser castigada con severidad y este castigo debe ir más allá de la “no percepción de honorarios periciales”: deben resarcir a quienes hayan causado daño del mismo modo que lo hace cualquier médico asistencial que comete una mala praxis; de lo contrario se quiebra el elemental principio de igualdad ante la ley.
Incrementar la “responsabilidad” de TODOS disminuirá la litigiosidad indebida y abaratará el costo de seguros y de las medicinas prepagas. La litigiosidad indebida finalmente la pagan los afiliados a sistemas de medicina prepaga a través de sus cuotas mensuales en constante aumento.
martes, 3 de junio de 2008
Lesiones y distocias de partes blandas
Dra. Alejandra Elizalde Cremonte *
Dr. Roberto Keklikián**
INTRODUCCIÓN
Lesiones durante el parto vaginal
Con el aumento de las inducciones y de la aparición con una frecuencia considerable de la «inducción electiva». Paralelamente a este fenómeno han comenzado a aparecer autores que plantean ofrecer a la paciente la alternativa entre un parto vaginal y una cesárea abdominal, aún cuando no existan indicaciones médicas para esta última («cesárea a demanda»). Fundamentan su posición en los posibles daños que podría causar el parto (entre los que se destaca la evidencia de que algunos partos pueden vincularse con deterioro de la continencia fecal) y remarcan la importancia de obtener un consentimiento informado para el parto vaginal 1,2 y mejorar la detección postparto de lesiones vinculadas con el mismo 2.
Niveles de evidencia
En la Biblioteca de Salud Reproductiva - OMS se definen “niveles de evidencia” que surgen de evaluar las pruebas científicas disponibles para cada condición o intervención considerada, y permiten categorizarlas por Niveles de Evidencia y efectuar recomendaciones prácticas enunciando el “grado de recomendación”. 3
Los mencionados niveles de evidencia son:
I. Evidencia obtenida al menos de un estudio controlado y aleatorizado apropiado.
II.a. Evidencia obtenida de estudios controlados bien diseñados sin aleatorización.
II.b. Evidencia obtenida de estudios de cohorte o de casos y controles bien diseñados preferentemente de un centro o un grupo de investigación.
III. Evidencia obtenida de múltiples series de casos en el tiempo con o sin intervención.
IV. Opiniones de autoridades respetadas, basadas en la experiencia clínica, estudios descriptivos y reportes de casos o reportes de comités de expertos.
Los grados de recomendación son:
A. Hay buena evidencia para respaldar la recomendación.
B. Hay pobre evidencia.
C. Hay evidencia insuficiente.
D. Hay pobre evidencia en contra.
E. Hay buena evidencia en contra.
Un análisis del Cochrane Pregnancy and Childbirth Group que incluyó 4 estudios abarcando 659 mujeres, plantea que el ultrasonido terapéutico podría disminuir el dolor perineal agudo, el dolor perineal persistente y/o la dispareunia posteriores al parto vaginal, resolviendo los procesos inflamatorios y reduciendo la compresión por hematoma y edema sobre estructuras sensibles. Si bien existen reportes favorables, la evidencia disponible aún no es suficiente.4
Una reciente publicación del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) 5 informa que el parto por cesárea es sólo parcialmente efectivo para prevenir el prolapso ginecológico postparto. Los investigadores han determinado que el daño ocurre durante la primera etapa del trabajo de parto y no durante el parto. Las mujeres con parto vaginal y aquéllas con cesárea durante la primera etapa activa del trabajo de parto tienen similares resultados en cuanto a posteriores prolapsos.
Otros autores como Goer 6 plantean que abundante literatura médica refuta a los obstetras británicos y norteamericanos que postulan la indicación de la “cesárea a demanda”.
Entendemos que no existe actualmente evidencia adecuada para justificar médicamente la cesárea “a demanda”. Creemos, por el contrario que un adecuado conocimiento del trabajo de parto (especialmente de la fase activa de su primera etapa) y de los factores de riesgo pueden ayudar a tomar las medidas adecuadas para la prevención, una de las cuales puede ser la cesárea pero exclusivamente cuando ésta se sustenta en una indicación precisa y no en la “demanda con ausencia de indicación”. Destacamos el rol de la obstétrica en el cuidadoso control del trabajo de parto.
Prevención de las lesiones
Chalila 7 investigó el efecto del embarazo y el parto sobre la continencia anal, su sensibilidad, manometría e integridad del esfínter en 161 pacientes, evaluándolas en el tercer mes de postparto. El parto vaginal, particularmente el instrumental, resultó en alteraciones de la manometría anal pero no tuvo repercusión en su sensibilidad. La endosonografía anal postparto reveló disrupciones del esfínter en 38% de las pacientes. Sin embargo, ninguno de estos cambios se correlacionó con síntomas clínicos referidos por las pacientes
Woodman 8 plantea la importancia de incluir en la formación de los especialistas en obstetricia un adecuado entrenamiento en cirugía reconstructiva pelviana, logrando detectar estas lesiones (cuando éstas se producen) y poseyendo un conocimiento detallado de la estructura perineal junto con destrezas adecuadas para la reparación quirúrgica.
Un importante elemento de prevención se vincula con la correcta valoración de la pelvis. . 32 pacientes cuyos arcos subpúbicos tenían ángulos menores de 90° tuvieron prolongadas la primera y segunda etapa del parto comparadas con las 102 pacientes cuyos ángulos eran mayores. Un ángulo subpúbico agudo en nulíparas se asoció con deterioro de la continencia anal (69% vs 21%, P < 0,001) pero curiosamente no se correlacionó con la incidencia de trauma perineal o del esfínter anal.
Riskin-Mashiah 10 investigó factores de riesgo asociados con desgarros perineales severos (de tercer y cuarto grado). Identificó que factores como la episiotomía medial, el primer parto vaginal, el uso de bloqueo pudendo, los partos forcipales y el peso al nacer mayor de 4000 g implicaban un riesgo significantivamente más elevado de laceración severa.
También debemos remarcar el estudio realizado por Carroli y Belizan 11, ya comentado en un anterior volumen de Clínicas Perinatológicas Argentinas, que demuestra que políticas restrictivas de episiotomía implican menor trauma perineal posterior, menos suturas y complicaciones febriles, no existiendo diferencias en cuanto a dolor o a trauma perineal o vaginal severo, aunque se incrementa el riesgo de trauma perineal anterior.
Vista la importancia de la fase activa de la primera etapa del trabajo de parto y teniendo presente lo referido por el ACOG procederemos a una breve reseña de las tres etapas del trabajo de parto y sus distocias, para finalizar considerando las principales distocias de partes blandas.
ETAPAS DEL TRABAJO DE PARTO
Primera etapa del parto (período de dilatación)
Consta de una fase latente y una fase activa.
La fase latente es el período entre el inicio perceptible de las contracciones uterinas y la presencia de un cuello borrado con 3 cm de dilatación. En la nulípara puede durar hasta 20 horas y en la multípara hasta 14 horas.18
La fase activa es el período entre los 3 y los 10 cm de dilatación. La fase activa presenta a su vez una fase aceleratoria (3-8 cm) y una fase desaceleratoria (8-10 cm). Durante este período se producen la dilatación y el descenso de la presentación fetal (la dilatación predomina en la fase aceleratoria y el descenso en la fase desaceleratoria). En esta fase ocurrirían las lesiones asociadas al parto, por lo que una cesárea intraparto no resultaría eficaz para prevenirlas. La dilatación en la nulípara se realiza en alrededor de 6 horas y en la multípara en 4 horas. El descenso en la nulípara se produce a 1 cm/hora y en la multípara a 2 cm/hora. La dilatación y el descenso deben ser evaluados basándose en los tiempos aquí establecidos y en la curva de alerta del Centro Latinoamericano de Perinatología (CLAP), según paridad, proporción cefalopélvica y dinámica uterina. Se debe estar alerta ante alteraciones de la progresión, la dinámica uterina y/o la auscultación fetal.
Segunda etapa del parto (período expulsivo)
Es el lapso comprendido entre la dilatación completa del cuello uterino y el nacimiento del feto. En la nulípara puede durar entre 90 y 120 minutos y en la multípara alrededor de 1 hora.
Tercera etapa del parto (período del alumbramiento)
Es el lapso que media entre el nacimiento y la expulsión de la placenta. En la nulípara puede durar hasta 45 minutos y en la multípara hasta 30 minutos.
Distocias del trabajo de parto
a.- Fase latente prolongada: Lo más importante al efectuar este diagnóstico es descartar un falso trabajo de parto. En nulíparas puede corresponder a un inicio de trabajo de parto con cuello inmaduro. Puede optarse entre hacer descansar a la paciente sin intervención o administrando antiespasmódicos ó efectuar conducción con ocitocina. Esta última es especialmente útil en multíparas; en las primíparas se corre el riesgo de una inducción demasiado larga con agotamiento materno.
b.- Fase activa retardada: En la mayoría de los casos está combinada con una fase latente prolongada o con detención del descenso o dilatación. Su diagnóstico requiere de por lo menos dos tactos vaginales separados por dos horas y haber determinado previamente que la paciente se encontraba en trabajo de parto activo. Sus causas más frecuentes son contracciones uterinas de baja intensidad o frecuencia, distocias de posición, desproporción céfalo pelviana, distocias de partes blandas y la anestesia peridural. Como primera medida se debe intentar descartar la desproporción céfalo pelviana y posteriormente se evaluará la dinámica uterina. Si ésta es inadecuada se efectúa amniotomía y aceleración ocitócica. Si por el contrario la dinámica uterina es adecuada, puede indicarse anestesia peridural. Si se suma una detención secundaria de la dilatación o una falla del descenso, aumenta significativamente el riesgo de cesárea y fórceps.
c.- Cese secundario de la dilatación: Se diagnostica cuando en una paciente en trabajo de parto activo no ocurre dilatación del cuello uterino durante dos horas. Es el desorden más frecuente de la fase activa del trabajo de parto y suele reconocer multicausalidad, entre la que puede mencionarse desproporción céfalo-pelviana, mala dinámica uterina, distocia de posición, distocias de partes blandas y la anestesia peridural En caso de dinámica uterina inadecuada se indica aceleración ocitócica. En los casos de desproporción céfalo-pelviana o con dinámica adecuada se indica una cesárea.
d.- Fase de desaceleración prolongada: Se diagnostica cuando dura más de tres horas en la primigesta y más de una hora en la multípara. Es el desorden menos frecuente del trabajo de parto y su causa más importante es una distocia de posición de la cabeza fetal.
e.- Falla del descenso: Suele estar asociada a otra de las anormalidades anteriores. Es la falta de descenso en la segunda etapa del parto entre dos exámenes vaginales separados por una hora, con dinámica uterina adecuada. Por lo general se debe a una desproporción céfalo pelviana y debe indicarse una cesárea.
f.- Descenso retardado: Se diagnostica cuando en la fase máxima del descenso, éste es menor a 1cm/ hora en la nulípara y menor de 2 cm/hora en la multípara. Si existe descenso, aunque este sea lento, el pronóstico de parto vaginal es bueno aunque con un riesgo de fórceps significativamente aumentado..
h.- Parto precipitado: Cuando se produce debe descartarse la presencia de lesiones del cuello uterino y canal del parto. El diagnóstico oportuno de estas lesiones y su correcta reparación disminuirá la incidencia de secuelas futuras.
DISTOCIAS DE PARTES BLANDAS
El canal de parto
La unión del esqueleto pélvico o canal óseo con una serie de partes adicionales, como: músculos, ligamentos, órganos blandos; dan lugar al canal blando del parto.
En las distocias que se establecen, ya sea por estrechez u obliteraciones, debería estudiarse por cual de los canales es originado. Lo que examinaremos son las distocias del canal blando del parto. El mismo está formado por:
cuello uterino.
vagina.
periné.
vulva.
Todas aquellas alteraciones anatomofuncionales que originen obstáculos a la dilatación de éstos órganos, dan lugar a una distocia del canal blando del parto.
Debemos destacar, que hay alteraciones que producen distocias de las partes blandas vecinas al canal del parto, tal es el caso de los tumores previos (miomas cervicales, quistes vaginales, etc.).
Clasificación
Podemos clasificar a las distocias de partes blandas de acuerdo al lugar donde se asienta la misma:
Distocias de cuello uterino:
Aglutinación
Obliteración
Atresia de cuello
Edema de cuello
Tumores del cuello:
Carcinoma del cuello
Pólipo endocervical
Mioma cervical
Distocias de vagina:
Malformaciones
Hipoplasia
Estrechez cicatrizal (colpocleisis)
Vaginismo
Tumores vaginales
Distocias de vulva y periné: anomalías congénitas, hipoplasia vulvar, tumores de vulva (Bartholinitis), rigidez, vicios de cicatrización, retracciones y traumatismos.
Distocias de tumores previos:
Uterinos.
Ováricos.
Pelvianos
Abdominales.
Distocias del cuello uterino
Aglutinación: Llamamos aglutinación del cuello, a la aparición de bridas que suponen una unión laxa, a consecuencia de procesos inflamatorios del epitelio del cuello, dando lugar a soldadura de las paredes del orificio cervical. En realidad es un obstáculo débil que en oportunidades hace fracasar el mecanismo de la dilatación del cuello en el trabajo de parto.
Obliteración: Es un proceso clínicamente idéntico al anterior, pero totalmente desfavorable a la dilatación, pues constituye un anillo fibroso y duro, lo que lleva muy frecuentemente a una distocia dinámica, sufrimiento fetal agudo y posible rotura uterina, debido al obstáculo que ocasiona la obliteración. Diagnosticado es indicación absoluta de operación cesárea.
Atresia de cuello: Cuadro sumamente raro, y es más raro aún que pueda coexistir con un embarazo, lo normal es que una mujer con atresia de cuello uterino no se embarace.
Edema de cuello: Es muy difícil que se produzca durante el embarazo, es más común durante el período del trabajo de parto. La causa de su aparición se debe la mayoría de las veces a mala técnica o al mal manejo obstétrico (tactos bruscos y múltiples, intentos de dilatación cervical digital, etc.), ocasionando el edema del labio anterior del cuello y su probable desgarro con riesgo de rotura uterina por continuidad de ese mismo desgarro. Si se actúa en forma correcta y con suavidad, en oportunidades, se logra rechazar el labio anterior sobre la presentación, lo que llevado a cabo por una mano avezada no significaría ningún tipo de riesgo
Tumores del cuello:
Carcinoma: Diagnosticado el carcinoma, sólo se piensa en la reacción fibrosa con la desaparición del tejido elástico y muscular del cuello donde este se asienta, lo que contraindicaría el parto vaginal.
Pólipo endocervical: Diagnosticado por especuloscopía. Puede infectarse o sangrar durante el embarazo, lo que obligaría a la extirpación del mismo sin que ello afecte a la gestación, técnica que podría ser llevada a cabo, aún sin sangrado o infección, para facilitar el parto.
Miomas endocervicales: Sufren un importante aumento de tamaño durante la gestación, por ser hormonodependientes, y constituirían, de acuerdo a su localización y sus características, factor de decisión de la no-realización del parto por vía vaginal.
Distocias de vagina
Malformaciones: Dentro de las malformaciones tenemos: las estenosis de la vagina, siempre que no sea completa, lo que impediría su coexistencia con el embarazo; los tabiques vaginales; la duplicación vaginal, que origina la vagina “septa”, que se debe a la fusión de los conductos de Müller. Lo más común es que estos tabiques sean longitudinales, lo que permitiría reclinarlos en el período expulsivo; los transversales, semejarían a una dilatación incompleta de cuello uterino, obstruyendo la vía, por lo que deben ser seccionados.
Hipoplasia: Son aquellas mujeres en las cuales se experimenta que la dilatación de la vagina está dentro de ciertos límites y antes que se produzcan desgarros es conveniente realizar episiotomías.
Estrechez cicatrizal: A causa de desgarros vaginales producidos en partos anteriores, que son mal suturados y que en otras oportunidades no se suturan, se producen sinequias de las paredes vaginales, a este fenómeno es al que llamamos colpocleisis, y en muchos casos la solución es únicamente la operación cesárea. También mencionamos que ante cicatrices de cirugías exitosas de vagina (prolapso), creemos conveniente el siguiente embarazo terminarlo por la vía abdominal.
Vaginismo: Es el resultado de un problema de índole psíquico de la paciente, que en oportunidades impide el exámen vaginal, lo que nos obliga a recurrir a la anestesia peridural para poder llevar adelante el parto, no sin ciertas dificultades por la patología de base.
Tumores vaginales: Los más comunes son los quistes, que por lo general no representan un factor de distocia. Las que sí son problemáticas son las condilomatosis en actividad, se presentan como masa polipoide, irregular, generalmente pediculada y áspera al tacto, con fuerte olor característico y secreción de tipo sañosa, localizada siempre ocluyendo la vía de expulsión fetal. Durante la gestación pueden ser pasibles de tratamiento, y si este es satisfactorio nosotros optamos por la vía vaginal para terminar el embarazo; de no ser así indefectiblemente la vía de resolución será la operación cesárea.
Distocias de vulva y periné
Anomalías congénitas: tabiques resultantes de la no-fusión de los conductos de Müller, coexistentes con otros tabiques de la vagina y el cuello.
Hipoplasia vulvar: que puede producir una estenosis o estrechamiento del orificio vulvar.
Tumores vulvares: el más común de ellos es el Quiste de la Glándula de Bartholino (Bartholinitis), que también pueden ser causantes de estrecheces del orificio vulvar.
Rigidez, vicios de cicatrización, retracciones y traumatismos. Son causas que dificultan la dilatación del periné, especialmente a la hora del parto; las cicatrices corresponden más comúnmente a plastias perineales efectuadas con anterioridad, las retracciones y traumatismos se deben a cicatrices y quemaduras y otros traumas que retraen la piel y partes blandas de la región vulvar, y en muchas oportunidades hacen imposible el parto vaginal.
Distocias de tumores previos
Tumores del útero: De los cuales debemos pensar en dos clases: miomas y carcinomas. Con respecto a los miomas uterinos, existen tres posibilidades fundamentalmente: a) en el fondo, que no interfiere para nada con la gestación; b) colocado en el espesor del miometrio, creando dificultades de espacio, lo que ocasiona trastornos en el crecimiento del embrión llevando habitualmente a abortos a repetición; c) mioma único o múltiple que asiente por debajo de la cavidad ovular, región ístmica o cervical, o ambas a la vez, y es el que realmente constituye el tumor previo que originaría dificultades en la evolución del parto. El carcinoma, nos da temor por las complicaciones y el peligro de infección que conlleva.
Tumores ováricos: Los tumores ováricos más frecuentes son los quistes, que si bien anatomopatológicamente pueden ser de diversos tipos, todos se comportan durante el embarazo de igual manera; se tratan de tumores pediculados y/o móviles, circunstancias ambas que permiten ubicarse durante el embarazo en el fondo de saco de Douglas, constituyendo de esta forma un tumor previo. Lo que es importante para hacer notar, es que el pedículo debe ser lo suficientemente largo para alcanzar esta ubicación; de no ser así, al no colocarse como tumor previo, puede acompañar al útero en su crecimiento hacia arriba agravando aún más el problema. Estas son indicaciones de operación cesárea con tratamiento quirúrgico del quiste y ooforectomía.
Tumores pelvianos y abdominales: La existencia de un tumor pelviano o de un tumor abdominal, siempre que justifique la intervención quirúrgica, deben ser extirpados, sin que con ello pongamos en peligro el embarazo. Por lógica hay que tener en cuenta la edad gestacional y la estirpe tumoral para llevar a cabo la intervención.
Indicaciones obstétricas en las distocias de partes blandas
Cuello uterino: imposibilidad de dilatación absoluta y relativa: operación cesárea abdominal.
Vagina: si la imposibilidad es absoluta: cesárea abdominal; si es relativa: intervención, según el caso.
Periné: imposibilidad absoluta: cesárea abdominal; imposibilidad relativa: episiotomía.
Tumores previos:
Uterinos: miomas: cesárea abdominal; carcinoma: cesárea abdominal y tratamiento oncológico.
Ováricos: descubiertos durante el embarazo: ooforectomía; descubierto en el parto: cesárea abdominal y ooforectomía, según el caso.
BIBLIOGRAFÍA
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18. Guía de Trabajo de Parto. Centro de Diagnóstigo e Investigaciones Perinatales. Pontificia Universidad Católica de Chile. 2002.
19. Pritchard, J.A.; Macdonald, P.C.; Gant, N.F. Williams, Obstet. 3ª edic. 1987, 32: 667-674. 33:675-684.
20. Fernández-Cid: Distocias de partes blandas. Trat. De Obstet. Dexeus, vol II, Pat. Obstet. 1989, 31: 471-496.
21. Compton, A.; Arbor, A. Distocias pelvianas y de tejidos blandos. Cl. Obstet. y Ginec. 1987, 63-75.
22. Botella-Llusiá, J. Trat. De Ginec. Tomo II. Pat. Obstet. cap. XII: Distocias de los elementos del parto, 3: 419, 1970
23. Barclay, D. Cirugía de la vulva, periné, y vagina en el embarazo. Complicaciones quirúrgicas en el embarazo, 1987, 19: 325
24. Carreras Roca, M. Desgarros cervicales-vagino-vulvo-perineales. Urgencias en Tocoginec. 1972, 511.
Dr. Roberto Keklikián**
INTRODUCCIÓN
Lesiones durante el parto vaginal
Con el aumento de las inducciones y de la aparición con una frecuencia considerable de la «inducción electiva». Paralelamente a este fenómeno han comenzado a aparecer autores que plantean ofrecer a la paciente la alternativa entre un parto vaginal y una cesárea abdominal, aún cuando no existan indicaciones médicas para esta última («cesárea a demanda»). Fundamentan su posición en los posibles daños que podría causar el parto (entre los que se destaca la evidencia de que algunos partos pueden vincularse con deterioro de la continencia fecal) y remarcan la importancia de obtener un consentimiento informado para el parto vaginal 1,2 y mejorar la detección postparto de lesiones vinculadas con el mismo 2.
Niveles de evidencia
En la Biblioteca de Salud Reproductiva - OMS se definen “niveles de evidencia” que surgen de evaluar las pruebas científicas disponibles para cada condición o intervención considerada, y permiten categorizarlas por Niveles de Evidencia y efectuar recomendaciones prácticas enunciando el “grado de recomendación”. 3
Los mencionados niveles de evidencia son:
I. Evidencia obtenida al menos de un estudio controlado y aleatorizado apropiado.
II.a. Evidencia obtenida de estudios controlados bien diseñados sin aleatorización.
II.b. Evidencia obtenida de estudios de cohorte o de casos y controles bien diseñados preferentemente de un centro o un grupo de investigación.
III. Evidencia obtenida de múltiples series de casos en el tiempo con o sin intervención.
IV. Opiniones de autoridades respetadas, basadas en la experiencia clínica, estudios descriptivos y reportes de casos o reportes de comités de expertos.
Los grados de recomendación son:
A. Hay buena evidencia para respaldar la recomendación.
B. Hay pobre evidencia.
C. Hay evidencia insuficiente.
D. Hay pobre evidencia en contra.
E. Hay buena evidencia en contra.
Un análisis del Cochrane Pregnancy and Childbirth Group que incluyó 4 estudios abarcando 659 mujeres, plantea que el ultrasonido terapéutico podría disminuir el dolor perineal agudo, el dolor perineal persistente y/o la dispareunia posteriores al parto vaginal, resolviendo los procesos inflamatorios y reduciendo la compresión por hematoma y edema sobre estructuras sensibles. Si bien existen reportes favorables, la evidencia disponible aún no es suficiente.4
Una reciente publicación del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) 5 informa que el parto por cesárea es sólo parcialmente efectivo para prevenir el prolapso ginecológico postparto. Los investigadores han determinado que el daño ocurre durante la primera etapa del trabajo de parto y no durante el parto. Las mujeres con parto vaginal y aquéllas con cesárea durante la primera etapa activa del trabajo de parto tienen similares resultados en cuanto a posteriores prolapsos.
Otros autores como Goer 6 plantean que abundante literatura médica refuta a los obstetras británicos y norteamericanos que postulan la indicación de la “cesárea a demanda”.
Entendemos que no existe actualmente evidencia adecuada para justificar médicamente la cesárea “a demanda”. Creemos, por el contrario que un adecuado conocimiento del trabajo de parto (especialmente de la fase activa de su primera etapa) y de los factores de riesgo pueden ayudar a tomar las medidas adecuadas para la prevención, una de las cuales puede ser la cesárea pero exclusivamente cuando ésta se sustenta en una indicación precisa y no en la “demanda con ausencia de indicación”. Destacamos el rol de la obstétrica en el cuidadoso control del trabajo de parto.
Prevención de las lesiones
Chalila 7 investigó el efecto del embarazo y el parto sobre la continencia anal, su sensibilidad, manometría e integridad del esfínter en 161 pacientes, evaluándolas en el tercer mes de postparto. El parto vaginal, particularmente el instrumental, resultó en alteraciones de la manometría anal pero no tuvo repercusión en su sensibilidad. La endosonografía anal postparto reveló disrupciones del esfínter en 38% de las pacientes. Sin embargo, ninguno de estos cambios se correlacionó con síntomas clínicos referidos por las pacientes
Woodman 8 plantea la importancia de incluir en la formación de los especialistas en obstetricia un adecuado entrenamiento en cirugía reconstructiva pelviana, logrando detectar estas lesiones (cuando éstas se producen) y poseyendo un conocimiento detallado de la estructura perineal junto con destrezas adecuadas para la reparación quirúrgica.
Un importante elemento de prevención se vincula con la correcta valoración de la pelvis. . 32 pacientes cuyos arcos subpúbicos tenían ángulos menores de 90° tuvieron prolongadas la primera y segunda etapa del parto comparadas con las 102 pacientes cuyos ángulos eran mayores. Un ángulo subpúbico agudo en nulíparas se asoció con deterioro de la continencia anal (69% vs 21%, P < 0,001) pero curiosamente no se correlacionó con la incidencia de trauma perineal o del esfínter anal.
Riskin-Mashiah 10 investigó factores de riesgo asociados con desgarros perineales severos (de tercer y cuarto grado). Identificó que factores como la episiotomía medial, el primer parto vaginal, el uso de bloqueo pudendo, los partos forcipales y el peso al nacer mayor de 4000 g implicaban un riesgo significantivamente más elevado de laceración severa.
También debemos remarcar el estudio realizado por Carroli y Belizan 11, ya comentado en un anterior volumen de Clínicas Perinatológicas Argentinas, que demuestra que políticas restrictivas de episiotomía implican menor trauma perineal posterior, menos suturas y complicaciones febriles, no existiendo diferencias en cuanto a dolor o a trauma perineal o vaginal severo, aunque se incrementa el riesgo de trauma perineal anterior.
Vista la importancia de la fase activa de la primera etapa del trabajo de parto y teniendo presente lo referido por el ACOG procederemos a una breve reseña de las tres etapas del trabajo de parto y sus distocias, para finalizar considerando las principales distocias de partes blandas.
ETAPAS DEL TRABAJO DE PARTO
Primera etapa del parto (período de dilatación)
Consta de una fase latente y una fase activa.
La fase latente es el período entre el inicio perceptible de las contracciones uterinas y la presencia de un cuello borrado con 3 cm de dilatación. En la nulípara puede durar hasta 20 horas y en la multípara hasta 14 horas.18
La fase activa es el período entre los 3 y los 10 cm de dilatación. La fase activa presenta a su vez una fase aceleratoria (3-8 cm) y una fase desaceleratoria (8-10 cm). Durante este período se producen la dilatación y el descenso de la presentación fetal (la dilatación predomina en la fase aceleratoria y el descenso en la fase desaceleratoria). En esta fase ocurrirían las lesiones asociadas al parto, por lo que una cesárea intraparto no resultaría eficaz para prevenirlas. La dilatación en la nulípara se realiza en alrededor de 6 horas y en la multípara en 4 horas. El descenso en la nulípara se produce a 1 cm/hora y en la multípara a 2 cm/hora. La dilatación y el descenso deben ser evaluados basándose en los tiempos aquí establecidos y en la curva de alerta del Centro Latinoamericano de Perinatología (CLAP), según paridad, proporción cefalopélvica y dinámica uterina. Se debe estar alerta ante alteraciones de la progresión, la dinámica uterina y/o la auscultación fetal.
Segunda etapa del parto (período expulsivo)
Es el lapso comprendido entre la dilatación completa del cuello uterino y el nacimiento del feto. En la nulípara puede durar entre 90 y 120 minutos y en la multípara alrededor de 1 hora.
Tercera etapa del parto (período del alumbramiento)
Es el lapso que media entre el nacimiento y la expulsión de la placenta. En la nulípara puede durar hasta 45 minutos y en la multípara hasta 30 minutos.
Distocias del trabajo de parto
a.- Fase latente prolongada: Lo más importante al efectuar este diagnóstico es descartar un falso trabajo de parto. En nulíparas puede corresponder a un inicio de trabajo de parto con cuello inmaduro. Puede optarse entre hacer descansar a la paciente sin intervención o administrando antiespasmódicos ó efectuar conducción con ocitocina. Esta última es especialmente útil en multíparas; en las primíparas se corre el riesgo de una inducción demasiado larga con agotamiento materno.
b.- Fase activa retardada: En la mayoría de los casos está combinada con una fase latente prolongada o con detención del descenso o dilatación. Su diagnóstico requiere de por lo menos dos tactos vaginales separados por dos horas y haber determinado previamente que la paciente se encontraba en trabajo de parto activo. Sus causas más frecuentes son contracciones uterinas de baja intensidad o frecuencia, distocias de posición, desproporción céfalo pelviana, distocias de partes blandas y la anestesia peridural. Como primera medida se debe intentar descartar la desproporción céfalo pelviana y posteriormente se evaluará la dinámica uterina. Si ésta es inadecuada se efectúa amniotomía y aceleración ocitócica. Si por el contrario la dinámica uterina es adecuada, puede indicarse anestesia peridural. Si se suma una detención secundaria de la dilatación o una falla del descenso, aumenta significativamente el riesgo de cesárea y fórceps.
c.- Cese secundario de la dilatación: Se diagnostica cuando en una paciente en trabajo de parto activo no ocurre dilatación del cuello uterino durante dos horas. Es el desorden más frecuente de la fase activa del trabajo de parto y suele reconocer multicausalidad, entre la que puede mencionarse desproporción céfalo-pelviana, mala dinámica uterina, distocia de posición, distocias de partes blandas y la anestesia peridural En caso de dinámica uterina inadecuada se indica aceleración ocitócica. En los casos de desproporción céfalo-pelviana o con dinámica adecuada se indica una cesárea.
d.- Fase de desaceleración prolongada: Se diagnostica cuando dura más de tres horas en la primigesta y más de una hora en la multípara. Es el desorden menos frecuente del trabajo de parto y su causa más importante es una distocia de posición de la cabeza fetal.
e.- Falla del descenso: Suele estar asociada a otra de las anormalidades anteriores. Es la falta de descenso en la segunda etapa del parto entre dos exámenes vaginales separados por una hora, con dinámica uterina adecuada. Por lo general se debe a una desproporción céfalo pelviana y debe indicarse una cesárea.
f.- Descenso retardado: Se diagnostica cuando en la fase máxima del descenso, éste es menor a 1cm/ hora en la nulípara y menor de 2 cm/hora en la multípara. Si existe descenso, aunque este sea lento, el pronóstico de parto vaginal es bueno aunque con un riesgo de fórceps significativamente aumentado..
h.- Parto precipitado: Cuando se produce debe descartarse la presencia de lesiones del cuello uterino y canal del parto. El diagnóstico oportuno de estas lesiones y su correcta reparación disminuirá la incidencia de secuelas futuras.
DISTOCIAS DE PARTES BLANDAS
El canal de parto
La unión del esqueleto pélvico o canal óseo con una serie de partes adicionales, como: músculos, ligamentos, órganos blandos; dan lugar al canal blando del parto.
En las distocias que se establecen, ya sea por estrechez u obliteraciones, debería estudiarse por cual de los canales es originado. Lo que examinaremos son las distocias del canal blando del parto. El mismo está formado por:
cuello uterino.
vagina.
periné.
vulva.
Todas aquellas alteraciones anatomofuncionales que originen obstáculos a la dilatación de éstos órganos, dan lugar a una distocia del canal blando del parto.
Debemos destacar, que hay alteraciones que producen distocias de las partes blandas vecinas al canal del parto, tal es el caso de los tumores previos (miomas cervicales, quistes vaginales, etc.).
Clasificación
Podemos clasificar a las distocias de partes blandas de acuerdo al lugar donde se asienta la misma:
Distocias de cuello uterino:
Aglutinación
Obliteración
Atresia de cuello
Edema de cuello
Tumores del cuello:
Carcinoma del cuello
Pólipo endocervical
Mioma cervical
Distocias de vagina:
Malformaciones
Hipoplasia
Estrechez cicatrizal (colpocleisis)
Vaginismo
Tumores vaginales
Distocias de vulva y periné: anomalías congénitas, hipoplasia vulvar, tumores de vulva (Bartholinitis), rigidez, vicios de cicatrización, retracciones y traumatismos.
Distocias de tumores previos:
Uterinos.
Ováricos.
Pelvianos
Abdominales.
Distocias del cuello uterino
Aglutinación: Llamamos aglutinación del cuello, a la aparición de bridas que suponen una unión laxa, a consecuencia de procesos inflamatorios del epitelio del cuello, dando lugar a soldadura de las paredes del orificio cervical. En realidad es un obstáculo débil que en oportunidades hace fracasar el mecanismo de la dilatación del cuello en el trabajo de parto.
Obliteración: Es un proceso clínicamente idéntico al anterior, pero totalmente desfavorable a la dilatación, pues constituye un anillo fibroso y duro, lo que lleva muy frecuentemente a una distocia dinámica, sufrimiento fetal agudo y posible rotura uterina, debido al obstáculo que ocasiona la obliteración. Diagnosticado es indicación absoluta de operación cesárea.
Atresia de cuello: Cuadro sumamente raro, y es más raro aún que pueda coexistir con un embarazo, lo normal es que una mujer con atresia de cuello uterino no se embarace.
Edema de cuello: Es muy difícil que se produzca durante el embarazo, es más común durante el período del trabajo de parto. La causa de su aparición se debe la mayoría de las veces a mala técnica o al mal manejo obstétrico (tactos bruscos y múltiples, intentos de dilatación cervical digital, etc.), ocasionando el edema del labio anterior del cuello y su probable desgarro con riesgo de rotura uterina por continuidad de ese mismo desgarro. Si se actúa en forma correcta y con suavidad, en oportunidades, se logra rechazar el labio anterior sobre la presentación, lo que llevado a cabo por una mano avezada no significaría ningún tipo de riesgo
Tumores del cuello:
Carcinoma: Diagnosticado el carcinoma, sólo se piensa en la reacción fibrosa con la desaparición del tejido elástico y muscular del cuello donde este se asienta, lo que contraindicaría el parto vaginal.
Pólipo endocervical: Diagnosticado por especuloscopía. Puede infectarse o sangrar durante el embarazo, lo que obligaría a la extirpación del mismo sin que ello afecte a la gestación, técnica que podría ser llevada a cabo, aún sin sangrado o infección, para facilitar el parto.
Miomas endocervicales: Sufren un importante aumento de tamaño durante la gestación, por ser hormonodependientes, y constituirían, de acuerdo a su localización y sus características, factor de decisión de la no-realización del parto por vía vaginal.
Distocias de vagina
Malformaciones: Dentro de las malformaciones tenemos: las estenosis de la vagina, siempre que no sea completa, lo que impediría su coexistencia con el embarazo; los tabiques vaginales; la duplicación vaginal, que origina la vagina “septa”, que se debe a la fusión de los conductos de Müller. Lo más común es que estos tabiques sean longitudinales, lo que permitiría reclinarlos en el período expulsivo; los transversales, semejarían a una dilatación incompleta de cuello uterino, obstruyendo la vía, por lo que deben ser seccionados.
Hipoplasia: Son aquellas mujeres en las cuales se experimenta que la dilatación de la vagina está dentro de ciertos límites y antes que se produzcan desgarros es conveniente realizar episiotomías.
Estrechez cicatrizal: A causa de desgarros vaginales producidos en partos anteriores, que son mal suturados y que en otras oportunidades no se suturan, se producen sinequias de las paredes vaginales, a este fenómeno es al que llamamos colpocleisis, y en muchos casos la solución es únicamente la operación cesárea. También mencionamos que ante cicatrices de cirugías exitosas de vagina (prolapso), creemos conveniente el siguiente embarazo terminarlo por la vía abdominal.
Vaginismo: Es el resultado de un problema de índole psíquico de la paciente, que en oportunidades impide el exámen vaginal, lo que nos obliga a recurrir a la anestesia peridural para poder llevar adelante el parto, no sin ciertas dificultades por la patología de base.
Tumores vaginales: Los más comunes son los quistes, que por lo general no representan un factor de distocia. Las que sí son problemáticas son las condilomatosis en actividad, se presentan como masa polipoide, irregular, generalmente pediculada y áspera al tacto, con fuerte olor característico y secreción de tipo sañosa, localizada siempre ocluyendo la vía de expulsión fetal. Durante la gestación pueden ser pasibles de tratamiento, y si este es satisfactorio nosotros optamos por la vía vaginal para terminar el embarazo; de no ser así indefectiblemente la vía de resolución será la operación cesárea.
Distocias de vulva y periné
Anomalías congénitas: tabiques resultantes de la no-fusión de los conductos de Müller, coexistentes con otros tabiques de la vagina y el cuello.
Hipoplasia vulvar: que puede producir una estenosis o estrechamiento del orificio vulvar.
Tumores vulvares: el más común de ellos es el Quiste de la Glándula de Bartholino (Bartholinitis), que también pueden ser causantes de estrecheces del orificio vulvar.
Rigidez, vicios de cicatrización, retracciones y traumatismos. Son causas que dificultan la dilatación del periné, especialmente a la hora del parto; las cicatrices corresponden más comúnmente a plastias perineales efectuadas con anterioridad, las retracciones y traumatismos se deben a cicatrices y quemaduras y otros traumas que retraen la piel y partes blandas de la región vulvar, y en muchas oportunidades hacen imposible el parto vaginal.
Distocias de tumores previos
Tumores del útero: De los cuales debemos pensar en dos clases: miomas y carcinomas. Con respecto a los miomas uterinos, existen tres posibilidades fundamentalmente: a) en el fondo, que no interfiere para nada con la gestación; b) colocado en el espesor del miometrio, creando dificultades de espacio, lo que ocasiona trastornos en el crecimiento del embrión llevando habitualmente a abortos a repetición; c) mioma único o múltiple que asiente por debajo de la cavidad ovular, región ístmica o cervical, o ambas a la vez, y es el que realmente constituye el tumor previo que originaría dificultades en la evolución del parto. El carcinoma, nos da temor por las complicaciones y el peligro de infección que conlleva.
Tumores ováricos: Los tumores ováricos más frecuentes son los quistes, que si bien anatomopatológicamente pueden ser de diversos tipos, todos se comportan durante el embarazo de igual manera; se tratan de tumores pediculados y/o móviles, circunstancias ambas que permiten ubicarse durante el embarazo en el fondo de saco de Douglas, constituyendo de esta forma un tumor previo. Lo que es importante para hacer notar, es que el pedículo debe ser lo suficientemente largo para alcanzar esta ubicación; de no ser así, al no colocarse como tumor previo, puede acompañar al útero en su crecimiento hacia arriba agravando aún más el problema. Estas son indicaciones de operación cesárea con tratamiento quirúrgico del quiste y ooforectomía.
Tumores pelvianos y abdominales: La existencia de un tumor pelviano o de un tumor abdominal, siempre que justifique la intervención quirúrgica, deben ser extirpados, sin que con ello pongamos en peligro el embarazo. Por lógica hay que tener en cuenta la edad gestacional y la estirpe tumoral para llevar a cabo la intervención.
Indicaciones obstétricas en las distocias de partes blandas
Cuello uterino: imposibilidad de dilatación absoluta y relativa: operación cesárea abdominal.
Vagina: si la imposibilidad es absoluta: cesárea abdominal; si es relativa: intervención, según el caso.
Periné: imposibilidad absoluta: cesárea abdominal; imposibilidad relativa: episiotomía.
Tumores previos:
Uterinos: miomas: cesárea abdominal; carcinoma: cesárea abdominal y tratamiento oncológico.
Ováricos: descubiertos durante el embarazo: ooforectomía; descubierto en el parto: cesárea abdominal y ooforectomía, según el caso.
BIBLIOGRAFÍA
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18. Guía de Trabajo de Parto. Centro de Diagnóstigo e Investigaciones Perinatales. Pontificia Universidad Católica de Chile. 2002.
19. Pritchard, J.A.; Macdonald, P.C.; Gant, N.F. Williams, Obstet. 3ª edic. 1987, 32: 667-674. 33:675-684.
20. Fernández-Cid: Distocias de partes blandas. Trat. De Obstet. Dexeus, vol II, Pat. Obstet. 1989, 31: 471-496.
21. Compton, A.; Arbor, A. Distocias pelvianas y de tejidos blandos. Cl. Obstet. y Ginec. 1987, 63-75.
22. Botella-Llusiá, J. Trat. De Ginec. Tomo II. Pat. Obstet. cap. XII: Distocias de los elementos del parto, 3: 419, 1970
23. Barclay, D. Cirugía de la vulva, periné, y vagina en el embarazo. Complicaciones quirúrgicas en el embarazo, 1987, 19: 325
24. Carreras Roca, M. Desgarros cervicales-vagino-vulvo-perineales. Urgencias en Tocoginec. 1972, 511.
lunes, 2 de junio de 2008
Nuevas Autoridades de ASAPER
Conforme la Asamblea Ordinaria realizada el 20 de mayo de 2008 se procede a comunicar las autoridades electas para el período 1 de junio de 2008 a 31 de mayo de 2010, conforme al actual estatuto de ASAPER:
PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SUPERIOR
Prof. Dr. Roberto I. Keklikián (Presidente)
1er VOCAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR
Prof. Dr. Guillermo M. Roccatagliata
2do VOCAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR
Dr. Eduardo Tognetti
3er VOCAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR
Dr. José Luis Castaldi (Bahía Blanca)
4to VOCAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR
Dr. Eduardo Hurtado (La Plata)
PRESIDENTE
Prof. Dr. Angel Siufi
VICEPRESIDENTE
Dr. Roberto Sanguinetti
SECRETARIO GENERAL
Dr. Claudio Solana
PROSECRETARIO
Dra. Graciela López de Degani (Entre Ríos)
TESORERO
Dr. Javier Casavilla
PROTESORERO
Dra. Susana J. Martín
DIRECTOR DE PUBLICACIONES
Dra. María Luisa Celadilla
SUBDIRECTOR DE PUBLICACIONES
Dra. María Elena Seidenstein
SECRETARIO DE ACTAS
Dr. Leonardo Kwiatkowski
10 (DIEZ) VOCALES TITULARES:
Prof. Dra.M.Alejandra Elizalde Cremonte
Dr. Gustavo Boichetta
Dra. Mariana Panzitta
Dr. Eduardo Candiz
Dra. Patricia Crispino (La Plata)
Dr. Marcelo Roldán
Lic. Obst. Rosa Vartabedián
Dr. Horacio Crespo
Dra. Patricia Cingolani (Río Negro)
Dr. Edgar Zanuttini (Rosario)
10 (DIEZ) VOCALES SUPLENTES
Dra. Carolina Siufi
Dra. Mónica Gelsi (Salta)
Dr. Rubén A. Baglivo (La Plata)
Dr. Fernando Redondo (Santa Fe)
Dr. Alberto Capriata
Dr. Daniel O. Fernández
Dr. Angel Marchetto
Dr. Juan Carlos Vergara (La Rioja)
Dr. Gustavo Ambrosis
Dra. Mabel Duranti
2 (DOS) MIEMBROS DEL ORGANO DE FISCALIZACION (TITULARES)
Dr. Pablo Fernández
Dra. Graciela Breccia
2 (DOS) MIEMBROS DEL ORGANO DE FISCALIZACION (SUPLENTES)
Dra. Diana Bulstein
Dr. Fernando Vargas (Neuquén)
Invitamos a todos los asociados de ASAPER a participar activamente de esta nueva etapa.
Prof. Dr. Roberto Keklikián
Presidente del Tribunal Superior
PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SUPERIOR
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3er VOCAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR
Dr. José Luis Castaldi (Bahía Blanca)
4to VOCAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR
Dr. Eduardo Hurtado (La Plata)
PRESIDENTE
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Dr. Leonardo Kwiatkowski
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Prof. Dra.M.Alejandra Elizalde Cremonte
Dr. Gustavo Boichetta
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Lic. Obst. Rosa Vartabedián
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Dr. Edgar Zanuttini (Rosario)
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Dra. Carolina Siufi
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Dr. Rubén A. Baglivo (La Plata)
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